HISTORIA


El Perro PilaArgentino es una raza calva sudamericana muy similar al Crestado Chino, Xoloitzcuintle y Perro Sin Pelo del Perú, del cual se cree que es descendiente.  Existen diferentes teorías sobre el origen de estos perros precolombinos (con excepción del Crestado Chino, criado aparentemente a partir de los peruanos por Ida Garrett y Debra Woods en los Estados Unidos, en la primera mitad del siglo veinte).  Pero la evidencia arqueológica apunta a su existencia en el continente desde hace unos 3.000 años.  Las diferencias entre variedades – y hay razones bien fundadas para referirse a variedades, y no razas – probablemente surjan a partir del aislamiento, especialmente a partir de la conquista española.

Parece no haber registro de la presencia de estos perros en lo que es hoy Argentina antes de la colonización incaica del Siglo XV de nuestra era.  El imperio inca se extendió al norte por los Andes a Ecuador y sur de Colombia, y hacia el sur a ambos lados de la cordillera al centro de Chile y Argentina.  El Inca enviaba a sus emisarios con valiosos regalos para estrechar vínculos con las colonias distantes, y entre estos regalos se incluirían los apreciados ‘khalas’ (término quichua que significa desnudo, o sin pelo).

A partir de la conquista española, un escaso siglo después de la colonización incaica, el comercio entre la Argentina y Perú se mantuvo principalmente a través de Salta y Jujuy; pero el influjo de perros de la civilización derrotada cesó.  A España no le interesaban estas criaturas calvas salvo como curiosidad, ocasionalmente presentada en las cortes europeas.  Además, todo comercio entre Sudamérica y América Central fue reemplazado por el envío de valiosos productos coloniales a España; y los perros no eran considerados valiosos.

De este modo, y debido al aislamiento local, surgieron en los siguientes siglos diferentes variedades de perros calvos.  Estas variedades incluyen las razas mexicana y peruana aprobadas por la Federación Cinológica Internacional, y otras incluyendo al Perro Pila Argentino.  Además, existen al presente variedades de patas cortas y cuerpo abarrilado – de los cuales también hay amplio registro arqueológico.  Estos perros probablemente evolucionaron en las regiones de alta montaña, suposición que se basa en su estructura mejor adaptada al frío y reducido oxígeno atmosférico.

En épocas coloniales y bien entrado el Siglo XX, los Pilas fueron tenidos en alta estima por la clase media y campesinos criollos del noroeste argentino, que les dieron este apelativo empleando el término coloquial para sin pelo o desnudo.   Se los apreciaba por su piel caliente, utilizándolos para entibiar las camas y como mantas terapéuticas, especialmente para los ancianos que sufrían de reumatismo.  También se los apreciaba como guardianes por su carácter siempre alerta a cualquier movimiento o ruido inusual en su entorno.

Pero en la segunda mitad del Siglo XX se pusieron de moda las lujosas razas foráneas, y el aprecio disfrutado antaño por nuestro Pila fue transferido a los caros perros importados.  Las personas que ascendían la escala social compraban Ovejeros alemanes, Dobermann, Cocker spaniel, Pequinés y otras razas consideradas de mayor clase.  A esta situación se sumaba el hecho que los Pilas generalmente pasaban gran parte del tiempo en la calle, regresando a sus casas sólo por alimento, abrigo y una ocasional caricia.  Y como los recién llegados pronto integraron también esta romería callejera, el entrecruzamiento fue inevitable.  En consecuencia, a partir de los años setenta no era infrecuente ver Cockers, Dachshuds, Pointers y otros, todos calvos.

En la actualidad – año 2010 – es raro toparse con un Pila aparentemente puro; y aun los mestizos son menos frecuentes que hace apenas treinta años.  No obstante, en la última década se ha ido formando un pequeño pero entusiasta movimiento para el rescate y restauración de nuestra única raza precolombina.  La Primera FiestaNacional del Perro Pila Argentino, realizada por la Municipalidad de Coronel Moldes (provincia de Salta, Argentina) el 12 de octubre del año 2003 creó la oportunidad para que se reuniera un gran número de propietarios de estos perros.  La Fiesta se repitió en Coronel Moldes hasta el 2007.  La Quinta Fiesta se realizó en noviembre del 2008, con presencia de sesenta perros en pista juzgados por la juez internacional Sra. Elena Mentasti Spector, quien dejó un registro de sus calificaciones para cada ejemplar presentado.  Este registro se encuentra en los archivos de una de las integrantes del movimiento informal, y está a disposición de toda persona que solicite asistencia en la selección de sementales o hembras para la reproducción controlada con fines de rescate y restauración de la raza.

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HISTORIA


El Perro PilaArgentino es una raza calva sudamericana muy similar al Crestado Chino, Xoloitzcuintle y Perro Sin Pelo del Perú, del cual se cree que es descendiente.  Existen diferentes teorías sobre el origen de estos perros precolombinos (con excepción del Crestado Chino, criado aparentemente a partir de los peruanos por Ida Garrett y Debra Woods en los Estados Unidos, en la primera mitad del siglo veinte).  Pero la evidencia arqueológica apunta a su existencia en el continente desde hace unos 3.000 años.  Las diferencias entre variedades – y hay razones bien fundadas para referirse a variedades, y no razas – probablemente surjan a partir del aislamiento, especialmente a partir de la conquista española.

Parece no haber registro de la presencia de estos perros en lo que es hoy Argentina antes de la colonización incaica del Siglo XV de nuestra era.  El imperio inca se extendió al norte por los Andes a Ecuador y sur de Colombia, y hacia el sur a ambos lados de la cordillera al centro de Chile y Argentina.  El Inca enviaba a sus emisarios con valiosos regalos para estrechar vínculos con las colonias distantes, y entre estos regalos se incluirían los apreciados ‘khalas’ (término quichua que significa desnudo, o sin pelo).

A partir de la conquista española, un escaso siglo después de la colonización incaica, el comercio entre la Argentina y Perú se mantuvo principalmente a través de Salta y Jujuy; pero el influjo de perros de la civilización derrotada cesó.  A España no le interesaban estas criaturas calvas salvo como curiosidad, ocasionalmente presentada en las cortes europeas.  Además, todo comercio entre Sudamérica y América Central fue reemplazado por el envío de valiosos productos coloniales a España; y los perros no eran considerados valiosos.

De este modo, y debido al aislamiento local, surgieron en los siguientes siglos diferentes variedades de perros calvos.  Estas variedades incluyen las razas mexicana y peruana aprobadas por la Federación Cinológica Internacional, y otras incluyendo al Perro Pila Argentino.  Además, existen al presente variedades de patas cortas y cuerpo abarrilado – de los cuales también hay amplio registro arqueológico.  Estos perros probablemente evolucionaron en las regiones de alta montaña, suposición que se basa en su estructura mejor adaptada al frío y reducido oxígeno atmosférico.

En épocas coloniales y bien entrado el Siglo XX, los Pilas fueron tenidos en alta estima por la clase media y campesinos criollos del noroeste argentino, que les dieron este apelativo empleando el término coloquial para sin pelo o desnudo.   Se los apreciaba por su piel caliente, utilizándolos para entibiar las camas y como mantas terapéuticas, especialmente para los ancianos que sufrían de reumatismo.  También se los apreciaba como guardianes por su carácter siempre alerta a cualquier movimiento o ruido inusual en su entorno.

Pero en la segunda mitad del Siglo XX se pusieron de moda las lujosas razas foráneas, y el aprecio disfrutado antaño por nuestro Pila fue transferido a los caros perros importados.  Las personas que ascendían la escala social compraban Ovejeros alemanes, Dobermann, Cocker spaniel, Pequinés y otras razas consideradas de mayor clase.  A esta situación se sumaba el hecho que los Pilas generalmente pasaban gran parte del tiempo en la calle, regresando a sus casas sólo por alimento, abrigo y una ocasional caricia.  Y como los recién llegados pronto integraron también esta romería callejera, el entrecruzamiento fue inevitable.  En consecuencia, a partir de los años setenta no era infrecuente ver Cockers, Dachshuds, Pointers y otros, todos calvos.

En la actualidad – año 2010 – es raro toparse con un Pila aparentemente puro; y aun los mestizos son menos frecuentes que hace apenas treinta años.  No obstante, en la última década se ha ido formando un pequeño pero entusiasta movimiento para el rescate y restauración de nuestra única raza precolombina.  La Primera FiestaNacional del Perro Pila Argentino, realizada por la Municipalidad de Coronel Moldes (provincia de Salta, Argentina) el 12 de octubre del año 2003 creó la oportunidad para que se reuniera un gran número de propietarios de estos perros.  La Fiesta se repitió en Coronel Moldes hasta el 2007.  La Quinta Fiesta se realizó en noviembre del 2008, con presencia de sesenta perros en pista juzgados por la juez internacional Sra. Elena Mentasti Spector, quien dejó un registro de sus calificaciones para cada ejemplar presentado.  Este registro se encuentra en los archivos de una de las integrantes del movimiento informal, y está a disposición de toda persona que solicite asistencia en la selección de sementales o hembras para la reproducción controlada con fines de rescate y restauración de la raza.